Las grasas y la salud
Cuando escuchamos la palabra “grasa” vienen a la mente diversas imágenes: yo recuerdo los frijoles de mi abuelita, chinitos por estar bien fritos en manteca. Hoy, cuando la comida sana está de moda, la verdad no me atrevería a comerlos sobre todo por la mala fama creada alrededor de las grasas, así generalmente hablando.
Pero, ¿en qué medida es cierto? ¿Deberás son tan malas?
Lo primero que hay que saber es que las grasas son indispensables para el buen funcionamiento de nuestro organismo…si, así como lee. Se necesitan para observar algunas vitaminas, precisamente aquellas denominadas liposolubles , como las A,D,E y K, ya para sintetizar las hormonas , aportan la mayor parte de la energía necesaria para realizar nuestra funciones, además de ser en buena medida responsables por el sabor de la comida.
La sangre transporta las grasas por toda el cuerpo, y si las hay en exceso, llegan a afectar las arterias, el corazón y el cerebro. Por otra parte, el estilo de vida moderno, caracterizado por el sedentarismo y por un alto consumo de alimentos ricos en grasa , ha incrementada las enfermedades como la diabetes mellitus que, desgraciadamente, parece gran parte de la población, los niveles altos de colesterol y los depósitos de grasa en las arterias que incrementan el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, no todas las grasas son iguales, y aunque s e pueden hacer diferentes clasificaciones, en cuanto a la salud, es mas útil distinguir tres tipos:
Las grasas saturadas: Desde el punto de vista químico, estas grasas tienen todos los átomos d e hidrogeno posibles y por ello no pueden transportar el colesterol. Se trata de la grasa animal, que es solida a temperatura ambiente y que solo si se calienta s e vuelve liquida; se considera como la más peligrosa para la salud si se consume en exceso; se encuentra en la manteca, la leche y sus derivados, asi como en la grasa de la carne y loe embutidos como el salami, las salchichas y el tocino.
Las grasas insaturadas: Cuando pierden dos átomos d e hidrogeno se llaman monoisaturadas y, si pierden mas, entonces son poliinsaturadas, y son buenas para bajarlos niveles de colesterol. Los cacahuates, las aceitunas y el aguacate tienen grasas monoinsaturadas. Estas grasas son liquidas a temperatura ambiente y proceden generalmente de los aceites de semillas. El ejemplo más común de grasas poliinsaturadas es el aceite que usted usa para cocinar, ya sea d canola, girasol o maíz, pero también s e encuentran en la nueces, las almendras y el aceite de hígado de bacalao.
Las grasas trans. Aunque de entrada s e podría considerar san
Los estudios han demostrado que los ácidos grasos omega-3, conocidos de manera popular como “aceite de pescado”, no son riesgosos para el corazón d e la gente sana, de aquellos con alto riesgo cardiovascular o de quienes ya sufren una enfermedad cardiovascular, incluso s e habla de que aportan beneficios como reducir el riesgo de las arritmias cardiacas.
En el organismo, la grasa aporta el doble de energía que los carbohidratos, de manera que una dieta con exceso de grasa proporciona más energía de las que en condicione s normales podemos quemar. Así que va acumulando grasa en el cuerpo, los que nos coloca en un verdadero riesgo de enfermar. Lo ideal es que la energía de los alimentos que corresponde a las grasas no supere el 30% de lo que comemos al día.
Para alimentarnos de una manera realmente sana, lo mejor es consumir aceites de origen vegetal, de preferencia los poliinsaturados; se aconseja el aceite de oliva que, además su sabor extraordinario, se puede usar tanto en ensaladas como para cocinar, con la ventaja de que se necesita menos cantidad que de otros aceites vegetales porque, en cierta forma, “crece” con el calor; además de ser una grasa no saturada ,el aceite de oliva contiene acido oleico, mismo que ayuda a prevenir los accidentes vasculares por acumulación de colesterol de baja densidad en las arterias.
Una práctica que debemos desechar cuando cocinamos es reutilizar el aceite con que freímos, porque estamos convirtiendo un inofensivo aceite vegetal en una grasa trans. De manera que lo mejor es evitar en lo posible los alimentos fritos, pero en caso de freír algo, definitivamente tenemos que tirar el aceite sobrante.
Las grasas son esenciales para el funcionamiento adecuado del cuerpo y deben obtenerse de los alimentos. Los ácidos grasos esenciales son el acido linoleico y el linolenico, ambos son importantes porque favorecen la irrigación, la coagulación de la sangre así como el desarrollo del cerebro.
La adecuada conservación de las grasas.
Los aceites se deben conservar en recipientes tapados y en lugares frescos donde no les de la luz, porque al contacto con el oxigeno del aire adquieren un sabor rancio. Otro consejo e s utilizar la menor cantidad de aceite posible, ya que además de ser una práctica sana, representa un ahorro en casa. Y, si fuera el caso, eliminar el exceso de grasa con papel absorbente.
La grasa en si no es mala, la necesitamos incluso para proteger nuestros órganos internos y para que todos los procesos metabólicos se lleven a cabo armónicamente . El punto es encontrar un equilibrio entre los diverso tipos de grasa que consumimos al día, en utilizarlas en la menor cantidad posible y en ir aprendiendo a escoger los alimentos desgrasados o los que contengan las grasas menso dañinas. Una dieta variada con cereales, frutas y verduras, carnes magras,( de preferencia pescado que otro tipo de carnes), un bajo consumo de leche entera y derivados, y solo de vez en cuando productos de pastelería y otros que contengan grasas trans, además de ejercicio regular , será seguramente el mejor regalo que le podamos hacer a nuestro cuerpo. Recuerde: el e l único que nos acompañara toda la vida.
Los estudios han demostrado que los ácidos grasos omega-3, conocidos de manera popular como “aceite de pescado”, no son riesgosos para el corazón d e la gente sana, de aquellos con alto riesgo cardiovascular o de quienes ya sufren una enfermedad cardiovascular, incluso s e habla de que aportan beneficios como reducir el riesgo de las arritmias cardiacas.
Entonces ¿cómo influyen las grasas en la salud?
En el organismo, la grasa aporta el doble de energía que los carbohidratos, de manera que una dieta con exceso de grasa proporciona más energía de las que en condicione s normales podemos quemar. Así que va acumulando grasa en el cuerpo, los que nos coloca en un verdadero riesgo de enfermar. Lo ideal es que la energía de los alimentos que corresponde a las grasas no supere el 30% de lo que comemos al día.
Para alimentarnos de una manera realmente sana, lo mejor es consumir aceites de origen vegetal, de preferencia los poliinsaturados; se aconseja el aceite de oliva que, además su sabor extraordinario, se puede usar tanto en ensaladas como para cocinar, con la ventaja de que se necesita menos cantidad que de otros aceites vegetales porque, en cierta forma, “crece” con el calor; además de ser una grasa no saturada ,el aceite de oliva contiene acido oleico, mismo que ayuda a prevenir los accidentes vasculares por acumulación de colesterol de baja densidad en las arterias.
Una práctica que debemos desechar cuando cocinamos es reutilizar el aceite con que freímos, porque estamos convirtiendo un inofensivo aceite vegetal en una grasa trans. De manera que lo mejor es evitar en lo posible los alimentos fritos, pero en caso de freír algo, definitivamente tenemos que tirar el aceite sobrante.
Las grasas son esenciales para el funcionamiento adecuado del cuerpo y deben obtenerse de los alimentos. Los ácidos grasos esenciales son el acido linoleico y el linolenico, ambos son importantes porque favorecen la irrigación, la coagulación de la sangre así como el desarrollo del cerebro.
La adecuada conservación de las grasas.
Los aceites se deben conservar en recipientes tapados y en lugares frescos donde no les de la luz, porque al contacto con el oxigeno del aire adquieren un sabor rancio. Otro consejo e s utilizar la menor cantidad de aceite posible, ya que además de ser una práctica sana, representa un ahorro en casa. Y, si fuera el caso, eliminar el exceso de grasa con papel absorbente.
La grasa en si no es mala, la necesitamos incluso para proteger nuestros órganos internos y para que todos los procesos metabólicos se lleven a cabo armónicamente . El punto es encontrar un equilibrio entre los diverso tipos de grasa que consumimos al día, en utilizarlas en la menor cantidad posible y en ir aprendiendo a escoger los alimentos desgrasados o los que contengan las grasas menso dañinas. Una dieta variada con cereales, frutas y verduras, carnes magras,( de preferencia pescado que otro tipo de carnes), un bajo consumo de leche entera y derivados, y solo de vez en cuando productos de pastelería y otros que contengan grasas trans, además de ejercicio regular , será seguramente el mejor regalo que le podamos hacer a nuestro cuerpo. Recuerde: el e l único que nos acompañara toda la vida.
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